viernes, 29 de mayo de 2009

Cuento de Canadá


¿Te gustaría ser mago para vencer a los malos y ayudar a los buenos?
¿O te conformas con la fuerza de tu voluntad?

Sombrero Brillante era un mago y curandero indio muy poderoso. Todo aquel que le conocía se volvía feliz y sabio. Pero cuando practicaba muchos días seguidos su magia, se cansaba y era vulnerable.
Cerca vivía un malvado mago que le tenía rabia porque era querido por todas las tribus. Cierto día Sombrero se ausentó del poblado para ayudar a unos cazadores, y quedó agotado. Mientras, el mago malo secuestró a su abuela, a su hermano y a sus perros, y se los llevó río arriba. Cuando Sombrero regresó, le faltaba su magia para luchar.
Durante varios días estuvo entonando ancestrales cánticos hasta que reunió las fuerzas suficientes como para subirse a lomos de una ballena y remontar el río. Pronto encontró pistas: un trozo del vestido de la abuela y las huellas y excrementos de sus perros le llevaron hasta el escondite. Por la mañana, el hermano de Sombrero se puso a cortar leña y éste pudo acercarse y decirle que enfadara mucho al mago malo. El hermano así lo hizo y el malvado se puso tan encolerizado que perdió su magia. De nada le sirvió invocar sus poderes: Sombrero le hizo desaparecer de un plumazo y con una bocanada de humo maloliente.
A veces, cuando estamos en peligro, ciertos mecanismos se ponen en marcha y nos hacen salir airosos. ¿Será esto una forma de magia?

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